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Al ritmo del mejor jazz de Nueva Orleans, los vecinos de Carolinas Bajas se preparan para despedir al barrio. «Falleció en el año 2025, a los 140 años de edad, fruto de la avaricia y la especulación», rezan las esquelas repartidas por esta emblemática zona de la ciudad.
Desde la Coordinadora de Carolinas han organizado un funeral inspirado en los de la famosa ciudad estadounidense, con el objetivo de denunciar de forma solemne pero lúdica los principales problemas del barrio. La procesión fúnebre ha partido desde la plaza de Pío XII hasta el Hort Comunitari. El desfile ha comenzado a las 12 horas, llenando de simbolismo esta parte de Alicante.
Mientras el saxo entona los primeros compases fúnebres, la Fusta i Jazz con la Dixieland Band acompaña a varias decenas de vecinos en su recorrido por las calles. «Aquí vive la vecina que desahuciarán el martes», «este bajo antes era una panadería y ahora es un apartamento turístico ilegal», explican los organizadores en algunas de las paradas de esta peculiar comitiva.
«El barrio ha muerto, y con este funeral queremos mostrar, paso a paso, todos los síntomas que nos lo indican y también identificar qué lo ha matado», señala Sento Oncina, de la Coordinadora. La música fúnebre ha acompañado esta marcha de luto, en la que los apesadumbrados asistentes han dejado velas en espacios que antaño daban vida al barrio.
«Sobrevivió al cólera, la fiebre amarilla y la guerra, pero no pudo soportar la turistificación y el brote de pisos turísticos que se propagaron por sus calles, expulsando a sus vecinas debido al encarecimiento de la vivienda», recogen las esquelas que han llenado las calles y comercios de la zona en los últimos días. En esta cuarta edición del funeral satírico, los vecinos han querido poner el foco en esta cuestión. «Nunca volvió a ser el mismo y ya no se recuperó», lamentan los textos.
Con esta iniciativa, entidades como la Asociación de Vecinos de Carolines Baixes - Les Palmeretes, el Hort Comunitari y el Sindicat de Barri buscan dar un toque de humor a una denuncia social que les une. «Queremos resignificar nuestro territorio», explica Oncina.
No solo han marcado con velas y música los espacios que, según los vecinos, han llevado a la muerte a Carolinas. También ha habido lugar para la alegría y el jolgorio, iluminando aquellos puntos de la zona que representan un faro de esperanza para el barrio, como la asociación de vecinos o el huerto comunitario.
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