María Perles, la alicantina que ha dado la vuelta al mundo en dos años y medio sin coger un avión
Tras finalizar un doctorado en Alemania, emprendió un viaje que le ha llevado a recorrer medio centenar de países
Con unas botas cuyo precio venía fijado en pesetas, y un doctorado en ciencias ambientales bajo el brazo, la alicantina María Perles emprendió hace dos años y medio un viaje que le ha llevado a dar la vuelta al mundo. La particularidad es que lo ha hecho sin coger un solo avión; todo a base de autoestop, caminatas, transporte público y embarcaciones.
«Tenía claro que quería dar la vuelta al mundo. Inicialmente pensaba que estaría fuera unos ocho meses, pero al final se me fue de las manos» explica esta muchamelera de 35 años, que acaba de volver a nuestro país esta misma semana. Su vuelta le permitirá participar en la 12ª edición de las Jornadas IATI de los grandes viajes, cuyo día grande tiene lugar este sábado 24 de mayo en Madrid. Allí tendrá ocasión de exponer su aventura, que le ha llevado a recorrer la friolera de 50 países.
Los primeros pasos de este ambicioso viaje los dio con unas botas de su abuela, bióloga al igual que su madre. «Siempre que le enviaba fotos a mi abuela le enseñaba que llevaba puestas las botas que me dio. Creo que están más que amortizadas; me han acompañado todo el viaje. Pienso ir a León, donde vive, para devolvérselas».




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Antes de emprender el viaje que la ha llevado a recorrer Europa, América, Asia, Oceanía y las islas del Pacífico, María venía de realizar en Alemania un doctorado sobre un bosque subtropical en China. Con los ahorros que cosechó tras un lustro de trabajo en el país bávaro, armó su petate y se fue en tren desde su casa en Leipzig a España, donde inició su andadura. Sería uno de los numerosos trenes a los que ha tenido que recurrir en todo este tiempo.
«Casi pierdo medio dedo por congelación cuando crucé 20 km a pie para pasar de Tayikistán a Kirguistán»
Durante esta odisea no ha estado sola. Muchos de sus amigos han planificado sus vacaciones para visitar a María en alguno del medio centenar de países visitados. «Mi madre vino a verme a China, donde pasamos algunos días en un hotel», explica la alicantina, que hace énfasis en la comodidad que supuso ese tipo de alojamiento, puesto que hasta la fecha había tenido que recurrir a hostales y hospedajes a través de la plataforma crowdsurfing.
En uno de esos hostales conoció a un grupo de personas con las que compartió la vivencia que más le ha marcado de este viaje. «Tayikistán y Kirguistán están separados por una franja de 20 kilómetros que se encuentran en tierra de nadie. Alquilamos un coche para movernos por la zona, pero lo tuvimos que dejar en la frontera. Nuestra idea era cruzar este región fronteriza en autoestop, pero no encontramos ningún automóvil por el camino, así que cruzamos los 20 kilómetros a pie con todas nuestras pertenencias a cuestas. Tras la caminata casi pierdo medio dedo del pie por congelación».
Itinerario del viaje
La travesía de María comenzó en Canarias, desde donde cruzó el Atlántico en velero junto a su amiga María. Pasaron por Cabo Verde y Brasil, viajaron en autobús hasta Argentina y recorrieron juntas la Patagonia. En Chile conoció a Antoine, con quien viajó por la Carretera Austral, Bolivia y Perú, donde se separaron.
En Colombia se reencontró con amigas y permaneció allí hasta poder votar en las elecciones españolas. Luego cruzó Centroamérica y México en autobús para tomar un crucero desde San Francisco que la llevó por Hawái, Tahití y Samoa. En Nueva Zelanda, junto a otra amiga, tomó un nuevo crucero hacia Australia, donde vivió un ciclón y trabajó en un café en Townsville antes de zarpar rumbo a Indonesia en el velero Taloa.
Durante tres meses recorrió islas remotas, granjas de perlas y selvas, hasta llegar a Singapur. Desde allí, viajó por Malasia, Hong Kong y China, donde se reunió con su madre. Juntas recorrieron el país en tren antes de que María continuara sola hacia Mongolia, donde vivió con pastores nómadas y cruzó a Rusia en el transiberiano. En Asia Central viajó con su amigo Jaime por Uzbekistán, Tayikistán y Kirguistán, caminando más de 20 km por la nieve para cruzar una frontera.
Siguió por Georgia, Armenia, Turquía, Irán, Omán, Arabia Saudita, Kuwait e Irak, donde conoció de cerca el impacto de la guerra. Ya en Europa, se reencontró con varios compañeros de viaje en Grecia y recorrió los Balcanes e Italia en furgoneta. El relato del viaje contado por la propia María se podrá escuchar este sábado por streaming a través de la web de las Jornadas IATI de los Grandes Viajes.
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