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Es cada día de Hogueras, en la previa a la mascletà cuando la casa de Andrés -ubicada en plena plaza de los Luceros- se llena de amigos y conocidos. Todos ellos quedan prendados por las vistas a la fuente de Levante y las tracas que rodean sus corceles. Sin embargo, si hay algo que capta la atención son cuatro ninots repartidos por su salón y terraza.
Este alicantino, hijo de un benidormense, sabe disfrutar del arte efímero. Esta es la pasión que le transmitió su padre. Cuando era pequeño le subía a su 127 y le llevaba a visitar todas las hogueras que se plantaban en Alicante. Además, tuvo la suerte de conocer a grandes artistas de la época, como Ramón Marco y Juan Capella.
Esta pasión por las hogueras y su arte le llevó a participar en la construcción de varios ninots de carrer y, también, a tener la suerte de ostentar el cargo de 'cremaor d'honor' de la hoguera Alfonso el Sabio. Si bien lejos quedaron atrás aquellos años, es en la actualidad cuando desarrolla su faceta de artista. Casero, y mucho.
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Es ahí donde tiene su caller, en su casa. Andrés se marca un reto cada año: construir una hoguera para que sus amigos y familia la disfruten cada noche del 23 de junio en la playa. Antes, reparte los ninots por su casa y todo aquel que cruza la puerta le pregunta por su origen.
Esto hace que Andrés explique con mucho orgullo toda esta historia y, también, su proceso de construcción. Este alicantino aprovecha una técnica que le comentó un amigo vilero, la de realizar las estructuras con alambre de pollo para dar forma a sus creaciones y, tras la cremà, recoger y reutilizar. Después, las envuelve en papel y cartón para materializar los ninots. Por último, la pintura.
Estos materiales tienen denominación de origen. Y es que en los meses previos a Hogueras, tras las Fallas, Andrés coge el coche y sube a Benicalap -corazón de la ciudad fallera de Valencia- para comprar los materiales que emplean los artesanos en sus fogueres. Así, es cada mes de abril cuando se pone manos a la obra.
Para este junio, el artista casero ha seleccionado -de nuevo- una hoguera con crítica política. Son cuatro los ninots que conforman su base. Cada uno de ellos representa a la clase política, a la justicia, al votante y al juez. Una vez plantados, sostienen sobre sus hombros una anda con más contenido. Eso sí, todos ellos con su cartela explicativa.
En esta ocasión, Andrés ha contado con más ayuda de la habitual. Siempre trabaja junto a su hijo y, en este ejercicio, lo ha hecho junto a una amiga de su mujer. Le preguntó si podía pintar y le dio la oportunidad de participar en su hoguera casera con técnicas de antaño. De este modo, la cultura alicantina se extiende también a la isla de Wam, de donde son su mujer y su amiga.
Esta hoguera casera arde durante la noche del 23 de junio, cumpliendo un año más con el ritual tradicional que Andrés lleva a cabo junto a su familia y amigos. Lo hace también en recuerdo y homenaje de todos aquellos que cultivaron su pasión por este arte, el de la fiesta que cada junio llena de alegría las calles y rincones de Alicante.
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