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El doctor José Bañuls analiza el lunar de una paciente en su consulta. Shootori
El número de melanomas se estabiliza en Alicante tras dos décadas de repuntes

El número de melanomas se estabiliza en Alicante tras dos décadas de repuntes

En el Hospital Dr. Balmis se operan anualmente una cincuentena de estos cánceres de piel que, a pesar de no ser los más frecuentes, son los más letales | Los médicos censuran la práctica del bronceado, a la que se asocian la mayoría de estos tumores: «No es saludable; es una protesta de nuestra dermis ante el sol»

P. Sellés

Alicante

Miércoles, 28 de junio 2023, 07:28

La percepción social del bronceado ha cambiado diametralmente en las últimas décadas. Si a inicios del siglo XX una tez bronceada era propia de las clases bajas -resultado de trabajar en la calle de sol a sol- a partir de la década de los 60 se alteró esa concepción. El auge del turismo de sol y playa hizo que el clásico 'moreno' veraniego se asociara con personas de alto poder adquisitivo, capaces de permitirse unas vacaciones a orillas del mediterráneo. 

Es la reflexión que hace el doctor José Bañuls, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital General de Alicante, quien alerta de las consecuencias que la estética puede tener en nuestra piel. Alrededor de 50 operaciones derivadas de melanomas se abordan anualmente en el hospital alicantino, una cifra que ha sufrido fluctuaciones en los últimos años.

«Al empezar mi carrera profesional, en los 90, cuando un dermatólogo atendía a un paciente con melanoma, solía llamar a otros colegas para analizar el caso. No era un diagnóstico muy frecuente. Ahora mismo ya no es noticia; en nuestro hospital solemos operar un par de melanomas por semana». Bañuls reconoce que la cifra de melanomas que atiende se ha estabilizado en los últimos años; una moderación que llega tras el repunte de los años pretéritos, y es que hace apenas dos décadas, la media no superaba los 30 melanomas por año en el hospital alicantino.

Tipos de cáncer de piel

El problema del cáncer de piel no acaba con el melanoma, ya que también se deben tener en cuenta los carcinomas. Estos últimos son de hecho los cánceres de piel más frecuentes, especialmente el de tipo basocelular, seguido por el espinocelular. Ambos son mucho menos letales que el melanoma, y por tanto no copan tanto protagonismo entre la opinión pública. No obstante, son los que más presencia tienen en las consultas dermatológicas.

Los carcinomas están asociados a la exposición continuada al sol (por ejemplo, la derivada del trabajo en la calle), los cuales han visto incrementada su incidencia a resultas del aumento de la esperanza de vida.

El melanoma es responsable del 75-80% de las muertes por cáncer de piel

Al igual que ellos, el melanoma lentigo maligno se ve favorecido por la exposición solar crónica. Sin embargo, el melanoma de extensión superficial es el más frecuente en la raza blanca, supone el 70% de los casos y está relacionado con la exposición solar intermitente. Otros melanomas son el melanoma de tipo nodular y el lentiginoso acral, que se genera en las palmas de las manos y plantas de los pies.

En general, el melanoma es el responsable del 75-80% de las muertes por cáncer de piel. Es decir, a pesar de no ser el cáncer cutáneo más frecuente, es con mucha diferencia el más mortífero. 

Dermatólogo observa la imagen ampliada de un lunar. Shootori

Medidas de prevención

El dermatólogo Bañuls hace hincapié en una serie de consejos básicos para prevenir este tipo de lesiones de cara a la llegada del verano. «No debemos buscar la exposición al sol de manera intencional, y menos durante las horas centrales del día»; es decir, de 11 a 16 horas. 

La exposición al sol se debe limitar por tanto a 10 o 15 minutos, y es que como recuerda el facultativo, el sol tiene muchos efectos beneficiosos para nuestra dermis. «A mis pacientes les digo que no pueden condicionar su vida hasta el punto de no salir a la calle en verano. Al fin y al cabo, el sol tiene muchos aspectos beneficiosos, tanto por su efecto térmico, como psicológico e inmunológico».

El doctor también recuerda que la radiación solar alcanza su mayor intensidad coincidiendo con el solsticio de verano (21 de junio), y que la cantidad de radiación disminuye conforme avanza el verano.

«El bronceado no es saludable. Se trata de una respuesta de la piel que protesta ante la exposición al sol»

Dr. José Bañuls

Jefe de la Unidad de Dermatología del Hospital Dr. Balims

Bañuls se muestra tajante respecto a la práctica del bronceado. «No es saludable. Se trata de una respuesta de la piel que protesta ante la exposición al sol». Esa respuesta cutánea es la que protagonizan unas células llamadas melanocitos, que generan la pigmentación con la que cubre las células epidérmicas para reducir el daño molecular. 

El deterioro que produce ese bronceado tiene dos consecuencias claras: por una parte el consabido cáncer de piel, y por la otra el fotoenvejecimiento, que se suma al de carácter cronológico. «La radiación solar y el tabaco son los dos factores que más envejecen la piel».

El fotoprotector no es suficiente

Uno de los principales aliados para combatir los efectos del sol son los fotoprotectores tópicos, o lo que es lo mismo, las cremas solares; pero no deben ser los únicos. «No son más que un complemento para otros medios de protección, como las prendas de ropa o las sombrillas».

Consejos de prevención

  • - No descuidar la ropa como elemento de protección

  • - Volver a aplicar protector solar sobre la piel cada dos horas de exposición

  • - Usar un fotoprotector como mínimo con factor 30

  • - Comprobar la capacidad de resistencia al agua del fotoprotector

Además, el doctor Bañuls recuerda que para que sea efectiva la crema debe volver a aplicarse sobre la piel cada dos horas, y que el factor de la misma debe estar por encima de 30. También cabe atender a su remanencia, entendida como su capacidad para resistir el efecto del agua. 

Por regla general, los fotoprotectores pueden ser físicos, que actúan como pantalla solar; o químicos, que convierten una radiación muy energética (la ultravioleta) en otra menos dañina en forma de calor.

Los riesgos de la radiación

Ambos tipos de radiación forman parte del espectro electromagnético, siendo los rayos ultravioleta A (UVA) y ultravioleta B (UVB) aquellos que mayor amenaza presentan para nuestra piel. Según el dermatólogo del Hospital Dr. Balmis, la radiación de tipo ultravioleta B es generalmente la responsable de la mayoría de los tumores cutáneos, mientras que la A lo es del fotoenvejecimiento. 

Los rayos ultravioleta A y B son los que más frecuentemente amenazan la salud de nuestra piel

Bañuls habla de otro tipo de radiación ultravioleta mucho más dañina, como es el caso de la ultravioleta C (UVC), aunque esta no entra en contacto con nuestra piel, ya que la capa de ozono es capaz de filtrarla casi en su totalidad. Esa función de la capa de ozono demuestra el incalculable valor que tiene para la vida en nuestro planeta, y la amenaza que supuso el agujero que se detectó en la misma allá por la década de los 80.

Afortunadamente, tal y como recuerda el dermatólogo del hospital alicantino, las diferentes medidas que se han tomado para reducir la emisión de gases han favorecido que la capa de ozono se haya ido recuperando en lo que llevamos de siglo. Eso no impide que otros factores ambientales, como el creciente cambio climático, sigan amenazando la salud de nuestra piel. 

El Dr. Bañuls muestra un esquema visual de un método para prevenir cánceres de piel. Shootori

Regla del 'A, B, C, D, E'

Aunque ligeramente, la mortalidad asociada al melanoma se ha ido reduciendo en los últimos años. Esto se explica en parte por la detección precoz de los tumores, y es que cuanta menor sea su extensión (tanto a los ganglios como a otras partes del cuerpo) mejor es el pronóstico. Para ayudar a los pacientes a prevenir los cánceres cutáneos, los profesionales han establecido un método sencillo denominado «A, B, C, D, E», con el que pueden examinarse sus lunares. Los usuarios deben acudir al especialista si alguno de sus lunares presenta estos rasgos: Asimetría, que no tenga forma ovalada (A); Bordes irregulares o con picos (B); Color distinto o varios colores como marrón, rojo, blanco (C); Diámetro superior a 6 mm (D) y Evolución cambiante en cuanto a forma o tamaño (E).

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