Dr. Mercé Boada

Neuróloga y Premio Balmis 2025

«La lucha contra el alzhéimer vive un momento de éxtasis. El año que viene podría llegar a España el primer medicamento»

La Dra. Mercè Boada Rovira se ha unido este año a la prestigiosa lista de galardonados con el Premio Balmis, otorgado por el Rotary Club de Alicante, y que destaca el trabajo de médicos e investigadores en el ámbito de la salud.

La investigadora y neuróloga barcelonesa se ha hecho merecedora del premio gracias a su trabajo centrado en las enfermedades neurodegenerativas, con un énfasis especial en la enfermedad de alzhéimer.

En 1991, junto a su esposo, el psicólogo Lluís Tárraga, fundó el Alzheimer Centre Educacional (ACE), el primer centro terapéutico-educativo para personas con demencia en Barcelona. Este proyecto dio origen, a la Fundació ACE, Institut Català de Neurociències Aplicades, hoy conocido como Ace Alzheimer Center Barcelona. 

Entre otras contribuciones, la institución ha implementado tecnologías de inteligencia artificial y análisis de datos masivos para desarrollar herramientas de diagnóstico digital pioneras, mejorando la calidad y accesibilidad del cuidado médico.

¿En qué punto está la lucha contra el alzhéimer?

El descubrimiento médico de la enfermedad de Alzheimer se remonta a 1906, pero no es hasta 90 años más tarde que empezamos a contar con los primeros tratamientos. Estos permitieron, por primera vez, inhibir las enzimas que destruyen las conexiones neuronales y que, a la postre, provocan la enfermedad.

Nombrados en su forma genérica, estos tratamientos son el donepezilo, la galantamina, la rivastigmina y, posteriormente, una formulación más compleja dedicada a mantener el glutamato en la membrana neuronal, llamada memantina. Esta última apareció en 2003.

Sin estos tratamientos, que son relativamente recientes, serían inconcebibles los grandes avances que estamos cosechando actualmente. Hay dos proteínas que han orientado la investigación contra el alzhéimer en los últimos 30 años: la proteína tau y la beta amiloide. Las investigaciones se han centrado en cómo eliminar o evitar que estas proteínas se acumulen y afecten a las redes neuronales.

La mayoría de los fármacos han resultado fallidos, ya que, si bien se lograba detener este ciclo, no se conseguía mejorar la cognición, por lo que clínicamente no había ningún avance. Esto ha cambiado gracias a la aparición de tres fármacos: el aducanumab, el lecanemab y el donanemab, registrados y aceptados a distinto ritmo por la FDA de Estados Unidos y la EMA de la Unión Europea.

Todo esto lo podemos resumir diciendo que hoy, el mundo tiene dos fármacos para tratar la posible o una de las causas que derivan en la demencia tipo alzhéimer, conocidos por su nombre comercial como Kinsulo y Leqembi, este último ya ha sido aprobado en Europa, mientras que el primero está pendiente, por lo que dentro de poco los tendremos en nuestro país. Con estos avances, podemos decir que estamos en el mejor momento en la lucha contra el alzhéimer desde que aparecieron los primeros tratamientos, hace 30 años.

Estos fármacos pueden considerarse una forma de inmunización pasiva, pero también contamos con una de tipo activa, representada por las vacunas. En este punto, debemos citar el diseño de una vacuna contra la enfermedad, a cargo del doctor Manuel Sarasa, con quien he tenido la ocasión de trabajar desde la Fundació ACE.

Esta vacuna se encuentra en fase II de su ensayo clínico, y estamos pendientes de iniciar un estudio en fase III, con el que podremos realizar una investigación mucho más amplia y de mayor duración, para comprobar si se pueden contrastar y replicar los resultados obtenidos hasta el momento. Podría estar aprobada en tres años. Nunca habíamos llegado tan lejos; estamos en un momento de verdadero éxtasis.

¿Cuándo estarán disponibles en nuestro país estos fármacos?

Al estar ya aprobado en Europa, todo depende de los trámites administrativos. La industria farmacéutica debe presentarlo ante la Agencia Española del Medicamento, se negociarán los precios y, con mucha suerte, podría llegar a nuestro país en el verano del próximo año. Este no será un fármaco que se administre desde las farmacias comunitarias, sino únicamente en los hospitales.

Cabe tener en cuenta, además, que este medicamento no cura la enfermedad. Lo que hace es reducir la pendiente de su progresión, lo que implica un avance más lento y permite que el paciente permanezca estable durante más tiempo.

Existe margen para que este tratamiento evolucione. Actualmente se administra por vía endovenosa cada 15 días; sin embargo, en el futuro podría aplicarse por vía subcutánea, lo que facilitaría su administración. Incluso se estudia la posibilidad de administrarlo por vía intratecal —es decir, directamente en el líquido cefalorraquídeo—, lo que permitiría completar el tratamiento en solo tres dosis.

¿Cómo podemos prevenir la aparición del alzhéimer?

Un informe de referencia es el de la Lancet Commission del 2024, que nos dice que para reducir en un 40% la aparición de demencias debemos comenzar desde la niñez y la adolescencia con una buena nutrición y apostando por la escolarización. Esto permitirá que el cerebro crezca de forma sana y pueda desarrollar adecuadamente las funciones para las que está diseñado.

Al llegar a los 30 años, también es importante evitar la exposición a agentes tóxicos, entre ellos los de carácter ambiental, como la polución. Este aspecto no depende únicamente del individuo, sino que requiere la implementación de planes estatales para reducir la emisión de contaminantes. Tampoco debemos olvidar la importancia de realizar ejercicio físico con regularidad y de desterrar hábitos perjudiciales como el tabaquismo, el alcoholismo y, en general, el consumo de drogas.

Los trastornos mentales, como la depresión, la esquizofrenia y la ansiedad, también son factores de riesgo, al igual que el aislamiento social. Debemos cultivar nuestra vida social, lo cual implica relacionarnos con personas afines, tener aficiones, compartir alegrías y tristezas... En definitiva, hablamos de una educación ciudadana.

¿Qué impacto tiene la tecnología en la lucha contra el alzhéimer?

Ahora tenemos la gran suerte de que la ciencia avanza a una velocidad que era impensable cuando yo empecé a trabajar. La cantidad de datos que podemos analizar y compartir gracias a la inteligencia artificial es ingente. En la Fundació ACE contamos con un biobanco con más de 32.000 muestras de individuos, lo que representa millones de datos cuyo análisis, hace unos años, habría sido extremadamente costoso.

Con la tecnología de ahora podemos introducir esos datos en una plataforma, desarrollar un algoritmo que nos permita conocer cómo cambia el lenguaje a medida que avanza la enfermedad, o incluso hacer predicciones sobre el desarrollo de la enfermedad analizando el lenguaje. La inteligencia artificial cambiará nuestro mundo en un lapso de 4 a 5 años.

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