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El presidente de la APHA, Luis Castillo, junto a su hermano Juan Carlos, antes de entrar a la Audiencia Provincial de Alicante. Miriam Gil Albert
Luis Castillo niega haber desviado fondos del Gran Hotel El Campello

Luis Castillo niega haber desviado fondos del Gran Hotel El Campello

El empresario y su hermano Juan Carlos se enfrentan a cinco años de prisión por un presunto delito de apropiación indebida | La Audiencia juzga a otros dos enjuiciados como supuesto colaboradores de un entramado financiero

Martes, 20 de mayo 2025, 19:24

El presidente de la Asociación Provincial de Hoteles de Alicante (APHA), Luis Castillo, ha defendido su papel en la sociedad Hoteles Carolina durante su declaración en la Audiencia Provincial de Alicante este lunes, en el marco del juicio por presunto desvío de fondos del Gran Hotel de El Campello. Su intervención se ha centrado en subrayar que nunca tuvo una implicación operativa en la gestión del establecimiento, y que su actuación se limitó a impulsar el proyecto y garantizar su viabilidad cuando entraron nuevos socios.

El empresario y su hermano Juan Carlos se enfrentan a cinco años de prisión por un presunto delito de apropiación indebida, delito que se tendrá que demostrar durante las tres vistas orales agendadas durante esta semana.

Otros dos empresarios, Antonio N. y su hijo Luis Enrique, se enfrentan a siete años y medio de cárcel por los presuntos delitos de apropiación indebida y estafa, como presuntos colaboradores de un entramado que presuntamente ocultaba los movimientos económicos por la explotación del establecimiento turístico.

La sociedad Hoteles Carolina SL fue constituida en 2010 por los hermanos Castillo con la intención de gestionar el establecimiento de 100 habitaciones con vistas al mar. Desde el primer momento, Juan Carlos ejerció como administrador único, mientras que Luis le acompañaba como socio.

Este último ha expresado que el objetivo fue mantener la empresa a flote y que se avalaron préstamos para ello, aunque finalmente el negocio no salió bien. Por su parte, Juan Carlos Castillo ha negado cualquier apropiación indebida y ha manifestado que las disposiciones de fondos que realizó -por ejemplo, un reintegro de 70.000 euros a Olaf W. (el denunciante)- correspondían a devoluciones de préstamos y movimientos dentro de la normalidad empresarial. Ambos han insistido en que el negocio fue un «fracaso» y que actuaron con transparencia.

El presidente de la APHA ha afirmado que su hermano y él eran en 2010 propietarios del 90% del hotel y un socio minoritario, Olaf W., decidió interponer una demanda por unos hechos que fueron archivados por el Juzgado de Instrucción Nº9.

Los cuatro enjuiciados sentados en el banquillo de los acusados de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Alicante. A.H.

A la sociedad entraron otros socios mediante una ampliación de capital, entre ellos Olaf W., quien detentaba un 10% de las acciones y se convirtió en denunciante. Juan Carlos Castillo cesó como administrador en noviembre de 2011, traspasando su gestión a Antonio, quien a su vez mantuvo la sociedad en un estado financiero delicado.

Según su testimonio, conoció a Antonio como potencial comprador. «Me lo presentaron cuando era presidente del Lucentum. Yo no llevaba la gestión material del hotel, simplemente ayudaba si me lo pedían». El 28 de octubre de 2011, Castillo traspasó sus participaciones a Antonio y, desde entonces, se desvinculó formalmente de la sociedad.

Además, ha negado cualquier relación con la mercantil Hospedantique SL, investigada por supuestas transferencias irregulares desde Hoteles Carolina. También ha asegurado que desconocía su constitución y ha recordado que fue creada por Luis Enrique N., hijo de Antonio, sin intervención suya ni de su hermano, y que no tenía niguna cuenta conjunta con este último, como se desprende del informe policial. Antonio también lo ha negado.

Sobre la empresa Josector San Luis SL, también investigada en la causa, ha explicado que sirvió como avalista de un préstamo solicitado por Hoteles Carolina. «Teníamos que responder por la gente que habíamos metido como socios. Nos jugábamos mucho, por eso hicimos todo lo necesario para pagar los compromisos adquiridos». Asimismo, ha insistido en que su decisión de avalar el préstamo fue una «muestra de confianza» en el proyecto, que finalmente no resultó rentable. «Nos equivocamos, no fue bien para nadie», ha lamentado.

Luis Castillo ha defendido que ningún otro socio le ha acusado de apropiarse de dinero o de haber actuado de forma irregular. «Mantengo una relación exquisita con los cuatro. Jamás tuve una cuenta cojunta con Antonio». También ha querido resaltar que el Juzgado de Instrucción nº9 archivó una querella anterior contra Carolina tras una auditoría que concluyó que la gestión «era perfecta». «Perdimos un dineral. Como le digo a mi hermano: esto ha sido como hacer un máster», ha concluido.

Conflictos y denuncias cruzadas

La vista oral también ha sacado a la luz las tensiones personales entre los socios. Antonio N. ha descrito episodios de confrontación directa, incluyendo amenazas y una denuncia por un supuesto intento de secuestro por parte de Olaf, del que salió absuelto. Por su parte, los hermanos Castillo lo han calificado de obsesivo y hostil, afirmando que la causa fue impulsada por un odio personal y que el denunciante había cometido actos de difamación en su contra.

En cambio, el denunciante ha descrito una situación muy distinta, asegurando que fue excluido de las decisiones clave y que desde el inicio vivió en una «eterna opacidad». La falta de acceso a la contabilidad y la negativa a convocar juntas de accionistas despertaron sus sospechas.

Sobre el reintegro de 70.000 euros, ha defendido que se trató de un préstamo personal a Juan Carlos Castillo que luego fue devuelto por la empresa sin su consentimiento formal, un movimiento que considera «irregular», aunque ha admitido que firmó el recibo «sin leerlo». Además, ha acusado a Antonio de «vaciar las cuentas» y dejar a la empresa con una deuda y una sentencia de desahucio por impago del alquiler.

Flaco favor a un hijo

Antonio asumió la administración del Hotel Gran Campello en un momento complicado. Tras adquirir las participaciones de casi todos los socios, excepto Olaf y Salvador, se encontró con un negocio en «pérdidas y proveedores desconfiados». El hotel, situado en la calle Benissa 9, luchaba por mantenerse a flote, según ha declarado ante los magistrados.

Hospedantique, la sociedad constituida por su hijo y de la que Antonio fue administrador, jugó un papel clave para sostener la operación. Entre Hoteles Carolina y Hospedantique había continuos movimientos de fondos, que se traspasaban para cubrir pagos y gastos esenciales. Cuando una de las empresas necesitaba dinero, se compensaban mediante estas transferencias, según ha relatado en la vista oral.

Durante su gestión se registraron numerosas disposiciones, que se usaban rápidamente para pagar a proveedores y mantener la actividad. Antonio ha declarado que Olaf, con solo pocas apariciones en la empresa, generaba problemas constantes, incluso comportándose de manera «intimidatoria», lo que llevó a presentar denuncias contra él.

Debido a que la cuenta de Hoteles Carolina estaba embargada, parte de los ingresos, como los procedentes de viajes con operadores turísticos, se gestionaban a través de Hospedantique para poder cubrir sueldos, proveedores y facturas. Antonio ha insistido en que estas maniobras no se hacían a escondidas, y que los socios que asistían a las reuniones estaban informados, tal y como ha explicado ante los magistrados.

El administrador ha subrayado que cuando tomó el control de la sociedad la situación financiera era «crítica», con una deuda de más de 150.000 euros. Por ello propuso dos soluciones a los socios: acudir a un concurso de acreedores o hacer una ampliación de capital. Para intentar salvar la empresa, solicitó la ayuda de su hijo, quien ofreció garantías a la Seguridad Social, incluyendo un chalet que terminó perdiendo, además de un préstamo para pagar parte de las obligaciones sociales y solicitar aplazamientos. Antonio también cedió un solar valorado en 100.000 euros a la empresa a cambio de las acciones, en un intento por reactivar la situación, ha explicado.

«Constituí la empresa con 24-25 años, pero se ocupaba de todo mi padre»

Luis Enrique N.

Luis Enrique N., hijo de Antonio, ha comparecido ante el tribunal para desvincularse de cualquier tipo de gestión real en la sociedad Hospedantique SL, que figura como receptora de parte de los fondos procedentes de Hoteles Carolina SL, sociedad central en la trama. El enjuiciado ha asegurado que constituyó la empresa siendo muy joven, «con 24 o 25 años», por petición expresa de su padre. Aunque figuraba formalmente como administrador único hasta mayo de 2013, ha recalcado que nunca asumió funciones ejecutivas ni tomó decisiones relevantes: «Desde el primer día, quien se ocupaba de todo era mi padre».

Luis Enrique ha querido dejar claro que no obtuvo beneficio alguno, ni percibió retribuciones por parte de la mercantil. Sobre las retiradas de efectivo y los pagos con tarjeta realizados desde la cuenta de Hospedantique, ha sostenido que «no tiene ni idea» y que desconocía incluso cuántas cuentas tenía la sociedad. Además, ha reconocido que sabía que la cuenta principal de Hoteles Carolina estaba embargada, pero no tenía más información financiera.

También ha detallado que llegó a perder una vivienda en Altea que había puesto como aval en el proceso, algo que, según él, demuestra que su implicación fue más nominal que real y que las consecuencias las ha sufrido directamente. «La mayoría de lo que sé de este caso lo he conocido por el procedimiento judicial», ha setenciado. Antonio ha lamentado haber involucrado a su hijo en esta complicada trama, afirmando que él no tuvo ningún papel decisorio en la gestión del hotel.

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